viernes, 3 de abril de 2015

como nos las ingeniamos la sociedad moderna para convertir a un niño en un... "Niño Nervioso" ? todo padre debería saber lo que esta ocurriendo con nuestros niños ...
El autor nos ofrece aquí una ayuda para reconocer y comprende al niño nervioso. Síntomas y causas de enfermedades perturbaciones. Cómo se manifiestan en el bebé y en la edad escolar. Consecuencias posteriores. Ritmo entre actividad y descanso. Virtudes del los adultos. Diagnóstico. El tratamiento con estimulantes. La terapia.
http://www.editorialrudolfsteiner.com/el-nino-nervioso.html

Familia en transición: La Luciérnaga: una nueva luz educativa en la bahía...

Familia en transición: La Luciérnaga: una nueva luz educativa en la bahía...: El próximo año comienza un proyecto enfocado a la educación activa pra niñ@s de primaria en la bahía de Cádiz. Se llama

jueves, 5 de junio de 2014

Educación libre: 24 horas con uno de los jóvenes de 15 años que triunfa en los examenes Pisa. Finlandia

El secreto de los finlandeses
24 horas con uno de los jóvenes de 15 años que triunfa en Pisa.
finlandeses

¿Por qué lo habitual en Finlandia es que un adolescente normalito termine Secundaria con notas excelentes, hablando un perfecto inglés y leyendo un libro a la semana, y aquí muy pocos consiguan algo remotamente parecido? Hemos viajado al país mejor clasificado por el informe Pisa para averiguarlo.

Les presento a Saili Sipilä. Tiene 15 años. Vive con sus padres y sus dos hermanos en Espoo, una ciudad de 360.000 habitantes a las afueras de Helsinki. He volado 4.000 kilómetros para conocerlo. ¿Por qué? Por dos razones: porque soy periodista y porque tengo un hijo de la misma edad. Como periodista, quiero saber por qué Saili, un adolescente normalito de Finlandia terminará la Secundaria con excelentes notas, hablando inglés a la perfección y leyendo un libro por semana. Lo típico para un finlandés. Como padre, quiero saber si es inevitable que mi hijo, Manuel, un adolescente normalito, acabe sus estudios obligatorios aprobando por los pelos, chapurreando cuatro palabras en inglés y sin el menor interés por la lectura. Lo típico para un español. ¿Hubiera sido diferente si hubiera nacido en Finlandia? ¿Qué comparaciones entre la educación finlandesa y la española puedo hacer como periodista? ¿Qué lecciones puedo aprender como padre?

Repaso en el avión los resultados calentitos del último informe Pisa, un examen trianual que mide las capacidades de los alumnos de 15 años de 57 países en ciencias, matemáticas y lectura. Participaron 375.000 estudiantes. En España, casi 20.000 alumnos de Secundaria de 686 coles e institutos. Veamos las notas. Ciencias: Finlandia, 1ª, 563 puntos. España, 31ª, 488 puntos. Si el aprobado lo marca la media de los países de la OCDE (491 puntos), ya tenemos el primer suspenso. Matemáticas: Finlandia, 2ª, 548 puntos, a sólo uno de China Taipei. España, 31ª, 480, a cuatro de la media de los países desarrollados. Segundo insuficiente. Lectura: Finlandia, 2ª (547), por detrás de Corea del Sur. España, 35ª (461), protagoniza además el peor descenso en comprensión lectora de los países de la OCDE (485) desde el último informe. Nuestros hijos no entienden lo que leen. A la cuarta línea de cualquier texto se pierden. Muy deficiente.

Tres cates en las tres asignaturas básicas. ¿Qué hacemos? ¿Castigamos de cara a la pared a los alumnos, a los padres, a los profesores, a las autoridades, a todos? Alemania cosechó unas calabazas semejantes hace tres años y la conmoción fue tan mayúscula que los políticos se pusieron las pilas y este año sus estudiantes han aprobado con nota. Aquí, el Gobierno culpa a Franco (la precaria educación de los padres dificulta la de los hijos). Además, la fiesta va por barrios, léase por comunidades autónomas. Los riojanos pueden sacar pecho: están en el grupito de cabeza. Los andaluces deberían ir pensando en las recuperaciones: en mates les gana hasta Azerbaiyán.

Taxi hasta Espoo. Son las siete de la mañana y todavía no ha amanecido. Ni lo hará. No veré el sol durante mi estancia en Finlandia. Cielos cubiertos y noche cerrada a las tres de la tarde. En esta época del año es un país en penumbra y con sus 5,3 millones de habitantes obsesionados en encender cirios, velas y lamparitas. Limosnas de luz. Llego a casa de los Sipilä a tiempo para ser invitado al desayuno familiar. No es lo habitual, porque cada uno suele tomar un bocado por su cuenta, pero ayer (6 de diciembre) fue el Día de la Independencia y la ocasión lo merece. Me sorprende que Saili no tenga puente, pues el festivo cae en jueves. Mi hijo enlazó cuatro días de vacaciones gracias al viaducto de la Constitución. En Finlandia, si una escuela hace puente (los centros tienen autonomía para toman estas decisiones), antes obliga a sus alumnos a salir algo más tarde cada día hasta completar las clases que se hubieran perdido.
Me descalzo, dejo los zapatos en el recibidor y converso con los Sipilä en calcetines mientras damos cuenta del café, los panecillos, el zumo de bayas y el queso lapón con mermelada. Seppo, el padre, es teólogo y se gana la vida traduciendo la Biblia. Domina una docena de idiomas, entre ellos arameo, copto y árabe clásico. Leena, la madre, es enfermera y trabaja en un hospital. Mikael, el hermano mayor, tiene 18 años y quiere estudiar Arte Dramático en la universidad, pero reconoce que las posibilidades de pasar el corte a la primera son escasas. Joel, el menor, de 12 años, es discapacitado psíquico y acude a un colegio de educación especial. La vivienda familiar es un dúplex de clase media en el centro urbano de Espoo. Lo de ‘urbano’ hay que matizarlo. Un bosque de abetos limita con la casa. «Nos mudamos aquí hace año y medio. El aire es muy puro». Espoo es la segunda ciudad de Finlandia en habitantes y la de mayor porcentaje de población universitaria en un país donde el 34 por ciento de los adultos tiene estudios superiores. «No hay apenas delincuencia. Nuestros hijos pueden pasear de noche con tranquilidad», explica el padre. Y Saili apostilla en un inglés prístino: «Finlandia es segura. Ni sunamis, ni terremotos… Me gusta vivir aquí». Yo les explico que me crié en la calle. Y eso es algo que se ha perdido en España, por los menos en las grandes ciudades. Que los niños puedan jugar al aire libre sin vigilancia.

Las ocho menos cuarto. Hora de ponerse los zapatos y salir camino de las respectivas ocupaciones. Saili coge el bus urbano (no hay autobuses escolares). El billete lo subvenciona el municipio. Por ley, ningún alumno puede vivir a más de cinco kilómetros de la escuela. Podría ir caminando, un paseo de veinte minutos, pero llovizna aguanieve y no le apetece. Saili tiene moto y bicicleta, como la mayoría de sus compis, pero sólo unos pocos desafían al frío en esta época. En el exterior, las instalaciones de la escuela Saarnilaakson dan una impresión espartana, excepto por el césped de los campos de deporte que la circundan. En la entrada no se ve a decenas de estudiantes apurando el primer pitillo de la mañana, como en los institutos españoles. Ni una colilla ni una hoja ni una pintada. «Aquí no se ensucia ni la nieve», me dice el fotógrafo.

En el interior, la limpieza resalta aún más. No hay garabatos en los pupitres ni en los aseos. Todo parece recién estrenado. Saarnilaakson es una escuela pública, como el 97 por ciento de los centros finlandeses, a diferencia de España, donde el 35 por ciento son privados. Por supuesto, es gratuita. Pero el equipamiento es el de un colegio caro en nuestro país. Las aulas disponen de un televisor con pantalla gigante de plasma, acuario de 200 litros con pececitos de colores, cocina con fregadero, medios audiovisuales, aire acondicionado, muchas plantas. Hay un ordenador por cada dos alumnos. Una docena de máquinas de coser en la clase de costura, aparatos de soldar, herramientas de carpintería, esquíes… Un gimnasio cubierto, un auditorio para las clases de teatro y un comedor con autoservicio. Todo en perfecto estado de revista. Los libros de texto son gratis (¡cómo duelen los 200 euros que tengo que desembolsar cada septiembre!), el material escolar es gratis, la comida es gratis. No parece demasiado apetitosa y los estudiantes reniegan, pero la comen. Al Ayuntamiento le cuesta 65 céntimos cada menú: un plato caliente, leche y fruta.
Tanta generosidad me pone los dientes largos. Y cuando Kari Kajalainen, profesor de matemáticas, me explica que si un niño quiere estudiar, puede llegar a ser médico o juez o ingeniero, lo que se proponga, si se esfuerza, aunque su familia sea pobre, pongo cara de incredulidad. «La educación de cada finlandés le cuesta 200.000 euros al Estado, desde que entra en la guardería hasta que sale de la universidad con su título. Es el dinero mejor empleado de nuestros impuestos. La presidenta del país, Tarja Halonen, se licenció en Derecho y proviene de una humilde familia de clase obrera. «Cuando regaño a mis alumnos, les digo que están malgastando el dinero de los contribuyentes». Y otra profesora, Päivi Ketola, me cuenta que los universitarios sólo han de pagar los libros y la comida (2.50 euros en la cafetería de la facultad). El Estado los ayuda a emanciparse con subvenciones para alquilar una vivienda y una paga. Todo el sistema está montado para que los finlandeses se acostumbren a ser autónomos desde bien pequeñitos y se vayan a vivir por su cuenta a los 18 años.
Pero volvamos con Saili, que ha sonado el timbre (las notas de una balada al piano de Erik Satie) y entra en clase. Cursa 9º grado, el equivalente de 4º de la ESO en España. En la escuela de Saarnilaakson hay 400 alumnos y 40 profesores, médico, asistente social, psicólogo y hasta dentista. Y la ratio es de menos de veinte estudiantes por aula (en Finlandia, por ley, no puede haber más de 24). En la clase de mi hijo hay 34. Los compañeros de Saili son formalitos, por lo menos a primera vista. Y es que en el ideario del colegio, además de en la civilización europea y el multiculturalismo (hay clases de historia del islam o del catolicismo, aunque la población es mayoritariamente luterana), se hace un hincapié obsesivo en los buenos modales. Me asombra el respeto reverencial que le tienen a los profesores. «Sí, nos sentimos respetados y valorados por la sociedad. Ser maestro es una profesión de prestigio a la que solo aspiran los mejores. Y no basta con ser muy bueno en tu materia. Debes destacar también a la hora de saber transmitir tus conocimientos. Pero el respeto de los alumnos te lo ganas día a día. En 20 segundos lo puedes perder», explica Mati Karkkainen, docente de ciencias, en la sala de profesores, muy acogedora: un piano, una bandeja con bombones, cafeteras humeantes. Los maestros tienen un buen sueldo en comparación con los españoles, aunque algunos se quejan. Rocío no, desde luego. Esta madrileña imparte clases de español. «Cobro 1.800 euros por 15 horas semanales. El sistema no incentiva que trabajes más. Prefieren repartir el trabajo para que no haya paro. ¿Cómo? Aumentando mucho los impuestos a los que ganan más. A mí sólo me retienen el 10 por ciento. Pero a un médico que gane 5.000 euros le retienen la mitad. Además, tienes derecho a paro toda la vida. Tendría que pensármelo mucho para volver a España».
Ojo, a los niños finlandeses no les gusta el cole. Saili, que saca sobresalientes sin despeinarse, lo considera «demasiado fácil». Sus compañeros, menos brillantes, reconocen que hay que trabajar demasiado. Y Päivi Junkkari, profesora de inglés, recuerda su adolescencia como una etapa ingrata, de mucho sacrificio. «Los alumnos no vienen al colegio a pasárselo bomba. Es un trabajo. Pero saben que todos tienen las mismas oportunidades. Da igual a la escuela que vayan, en el centro de Helsinki o en un pueblo del Ártico. Todas tienen el mismo nivel». Kari Kajainen asiente. «Nos centramos en que la mayoría de los alumnos sean muy competentes. Que el nivel medio sea alto. No es una educación elitista. Preferimos que todos saquen aprobados y notables; que haya alumnos de matrícula no es una prioridad. Y, sobre todo, cuando vemos que alguno tiene problemas, le asignamos enseguida un profesor de apoyo. Tiene clases extra. Estamos muy pendientes y no dejamos que se retrase.»

Los deberes son sagrados. Y está muy mal visto que alguien copie, incluso por los mismos alumnos. Que alguien saque una chuleta es impensable. «En nuestra cultura son muy importantes dos valores: la honradez y el trabajo», comenta Päivi Junkkari. No es casualidad que Finlandia también encabece las estadísticas de transparencia y menos corrupción pública. Kari Kajainen apunta otra peculiaridad nórdica. No hay repetidores. Le digo que en España el 43 por ciento de los alumnos de Secundaria ha repetido curso alguna vez. Y que mi hijo, que siempre se salva al final, tiene incontables oportunidades para aprobar cada asignatura y, aun así, suelen quedarle un par para septiembre. Kajainen pone cara de asombro. «Aquí sólo tienes una oportunidad para aprobar un examen por la misma razón que la vida sólo se vive una vez. Y hay que aprovecharla. Si no apruebas, te quedas una hora más en clase hasta que demuestres que te lo sabes y si no, estudias en verano, pero la promoción es automática».
¿Dónde aprietan más las tuercas? «Sin duda, en la enseñanza de la lengua materna. Somos los primeros del mundo en ciencias y los segundos en matemáticas, pero el mayor reto de enseñar matemáticas es conseguir que los alumnos comprendan lo que leen, el enunciado de los problemas. Por eso lo fundamental es que lean. Y también es muy importante la enseñanza de lenguas extranjeras. El finés es una lengua minoritaria. Los alumnos también estudian sueco e inglés obligatoriamente. Y alemán, francés o italiano como optativas. Pero tienen una gran ventaja. Las películas y series de televisión extranjeras no están dobladas. Todas se pasan con subtítulos. Los niños se acostumbran desde pequeños a escuchar otros idiomas y, además, adquieren destreza lectora. Hay que leer rápido los subtítulos para no perder el hilo del programa», apunta Tuija Yrjö-Koskinen, profesora de inglés. Envidio la fluidez con la que todos hablan el idioma de Shakespeare en la clase de Sailu. E incluso chapurrean algunas palabras de español porque Los Serrano es la serie de moda.

La jornada de Saili es intensiva, de 8 de la mañana a 3 de la tarde. Pero las clases son muy breves: 45 minutos mal contados. Hay un recreo obligatorio al aire libre (los adolescentes se apretujan en la entrada porque en el patio hace frío) y una pausa de media hora para comer. Todo el horario está salpicado de breves descansos que hacen llevadero el día. Terminan frescos. No se los abruma con una montaña de materias. Las carteras son livianas. Se estimula el razonamiento crítico antes que la memorización. Hay clases distendidas, como baile de salón, teatro, arte digital, peluquería, artes marciales, hockey sobre hielo, esquí de travesía, ¡cocina! (Saili y su hermano Mikael aprendieron a cocinar en el colegio y preparan la cena en casa cuando les toca). También primeros auxilios, carpintería, soldadura o música. Los alumnos tocan el violín, la guitarra eléctrica u otros instrumentos, según sus preferencias. Y, sobre todo, se estimula el pensamiento crítico. Se invita a discutir. El sistema español margina el debate y la expresión oral. El alumno toma apuntes pasivamente, bosteza.

Saili vuelve a casa, juega un rato al hockey y hace los deberes. «Tardo de una a dos horas. Luego cuido de mi hermano Joel o cocino si no hay nadie más en casa. A las siete hemos cenado. Me conecto un rato al Messenger si mi padre no está trabajando en el ordenador. O juego a videojuegos de rol y de estrategia. Luego, me acuesto y me quedo leyendo hasta las once. Mis libros preferidos son las novelas de Julio Verne y todos los de Harry Potter. El último lo voy a leer en inglés».

Finlandia presume del mayor índice de lectura de libros y prensa de Europa. Tres veces por semana la familia toma la sauna en casa. «Lo hacemos juntos. Es el lugar donde se comentan las preocupaciones y los proyectos, donde se planean las vacaciones. Siempre buscando el sol. Hemos ido a Madeira, París y Túnez», explica Leena, su madre. Saili todavía no tiene claro qué quiere ser de mayor. «Químico, veterinario o diseñador de videojuegos.» Le pregunto si es feliz. Y me responde sin pestañear que sí.

Carlos Manuel Sánchez
Revista XLSEMANAL. Núm. 1052 del 23 al 29 de diciembre de 2007. Artículo: "El secreto de los finlandeses"

Richard Gerver: "En Finlandia no hay exámenes y tienen el mejor sistema educativo de Europa"

Nota del Que! http://www.que.es/ultimas-noticias/sociedad/201310220800-richard-gerver-finlandia-examenes-tienen-cont.html

En pleno debate tras la aprobación de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) y con la comunidad educativa de uñas en la calle, Qué.es pregunta al gurú de la educación Richard Gerver cómo cree él que deben ser las escuelas del mañana.



Sus vídeos en Youtube  sobre educación sentaron cátedra, lo mismo que sus experiencias en Reino Unido al frente de colegios conflictivos que convirtió en centros ejemplares. Richard Gerver, actualmente cofundador de 'The International Curriculum Foundation', ayuda a las autoridades de todo el mundo a desarrollar nuevos sistemas de educación adaptados a unas generaciones que ya viven en el futuro. Esta semana viene a España para participar en la Feria de Educación Británica que se celebra en Madrid y Barcelona del 23 al 25 de octubre y organizada por el British Council y UK Trade and Investment (UKTI).
Existe ahora en España un gran debate en torno a la educación. La nueva ley aprobada incluye, por ejemplo, más exámenes. ¿Qué le parece?
A menudo uso una expresión: "El cerdo no engorda por aumentarle el peso". La educación no mejora a base de exámenes. Fíjate en Finlandia, prácticamente no les hacen pruebas a los estudiantes y tienen el sistema educativo más exitoso de Europa. Los exámenes nunca han elevado los estándares, en realidad, restringen el potencial. Necesitamos que los niños están inspirados para que aprendan. Recientemente, el ministro de Educación británico, Michael Glove, dijo que los exámenes eran importantes para motivar a los alumnos. Para mí eso es admitir que el sistema ha fracasado: los estudiantes deberían estar motivados porque aprender es relevante.
¿Cómo transmitir esa ilusión?
Hemos confundido el conocimiento con lo que vemos como 'hechos'. Recordar hechos ya no es tan importante. Steve Wozniak, el confundador de Apple, me decía recientemente que lo que enseñas no es lo importante, sino cómo lo enseñas. La educación ya no puede versar sobre lo bien que podamos conocer el pasado, sino sobre lo bien que podamos preparar el futuro.
Respecto a ese futuro, usted suele afirmar que nuestros hijos son una generación completamente nueva. ¿En qué sentido han cambiado?
Piensan de modo distinto, son más exigentes, están mejor informados y son más complejos como consumidores de lo que lo éramos nosotros. El mundo que les rodea cambia aun ritmo sin precedentes y se encuentran con una mayor presión emocional que nunca.
¿Cómo pueden padres y profesores salvar ese abismo que describe?
Debemos recordar que, al final, todos somos seres humanos. Tendemos a demonizar a nuestros hijos muy rápido porque su mundo es muy distinto, pero en el fondo todavavía necesitan ser amados y respetados. Las relaciones estarán siempre en el centro de nuestras vidas. Hemos de recordar eso.
Volviendo a la reforma educativa en España, sus detractores creen que ataca a los servicios públicos. ¿Cree usted que la educación debe ser un servicio público?
Creo que todo niño tiene derecho a una educación rica y valiosa y que la sociedad en su conjunto necesita comprender su responsabilidad para poner en marcha este sistema; las naciones deben alimentar el talento y el potencial dondequiera que esté y, para asegurar eso, debemos asegurarnos de a cada niño se le da la oportunidad de aprender. Me encanta el proverbio africano: "Se necesita toda una aldea para educar a un niño".
Y, ¿cómo se puede combatir el fracaso escolar? En España es un problema grave...
Necesitáis crear un sistema enfocado en las necesidades de los niños y los retos de futuro. Vivismo tiempos complejos que cambian exponencialmente... Durante demasiado tiempo la educación ha sido definida y controlada por políticos cuya agenda no tiene nada que ver con las de los niños. La educación debe ser algo más que el logro académico, necesita ser excitante y dinámica. Los ciudadanos del futuro deben ser capaces de adaptarse, cambiar y pensar por sí mismo. Para mucha gente joven, el sistema actual sencillamente no aporta nada.
¿Sería más relevante si se dotase a los alumnos con ordenadores o tablets?
No se trata de hardware. La tecnología es un fenómeno cultural; todos los niños deberían tener acceso a Internet... pero lo importante es comprender que son ellos quienes saben, y no tratar de controlarlos. Deberíamos permitirles usar sus propios dispositivos en la escuela. Pero instalar tecnología en las escuelas no crea por sí mismo un ambiente educativo del siglo XXI; la tecnología es una herramienta, no la respuesta.
¿Se debe reforzar la autoridad del profesor?
Los profesores deben ganarse el respeto, no solo esperarlo. Si un profesor es seguro y tiene naturalidad, si se centra en las necesidades de sus estudiantes y muestra preocupación y respeto, los estudiantes le corresponderán. El liderazgo basado en el miedo es el tipo más débil de autoridad.
¿Qué importancia le da usted a la competitividad?
La mayoría de la evidencia científica de la OCDE sugiere que los sistemas de educación más dinámicos del mundo se están apartando de los sistemas competitivos a medida que se descubre que la educación se desarrolla mejor a través de la colaboración. Es cierto que vivimos en un mundo competitivo, pero todas las buenas innovaciones parten de la colaboración y las organizaciones más exitosas de este siglo sitúan la colaboración como una estrategia central.
¿Y qué opina del juego?
Cuando somos niños, antes de los cinco años, aprendemos a un ritmo increíble; algunos expertos sugieren que aprendemos el 70 y el 75 por ciento de todo cuanto aprendemos en nuestra vida. Y es a través de juego o, como yo prefiero llamarlo, la exploración, la investigación, el preguntarse... entonces comenzamos a 'educar formalmente' a nuestros hijos y les decimos que jugar es una frivolidad, que nos es maduro... ¡y es entonces cuando desciende nuestro ritmo de aprendizaje! Esto es algo que compañías como Google,Facebook, Microsoft y Apple han descubierto hace algunos años y, por eso, el juego están en el corazón de sus estrategias de desarrollo. Por tanto, sí, el juego debería ser central.
¿Cuál cree que es nuestro mayor error hoy día?
Pensar que el único atributo de la inteligencia es la lógica y la habilidad para aprobar pruebas. Los grandes educadores saben que solo se aprende algo cuando se falla, cuando uno se da cuenta de que no sabe o no puede hacer algo. Hemos de revisar la forma en la que pensamos en la educación y en la infancia; lo importante no es el control, sino el 'empoderamiento', por desgracia muchos políticos no entienden esto.

martes, 3 de junio de 2014

Conozca los 11 colegios mas innovadores del mundo


otros ejemplos de educación libre que apuestan con claras y definidas metas a formar lideres y pioneros mundiales en áreas sumamente importantes para el mundo, porque nuestros hijos no pueden tener esta posibilidad???


http://www.redem.org/conozca-los-11-colegios-mas-innovadores-del-mundo/


Este, un ejemplo, para quienes no lo saben Steve Jobs, fue un visionario el creador de Apple computer, otro ejemplo mas de educación libre y respetuosa con el ser humano

Steve Jobs School es un modelo de educación innovador, lanzado en siete escuelas de Holanda en el 2013, que tiene como foco principal el desarrollo de las habilidades personales de cada niño. Por esto se fomenta la autonomía del estudiante, quien tiene la posibilidad de avanzar a su propio ritmo de aprendizaje y define sus propias metas de trabajo.
Para lograr los objetivos semestrales, cada alumno coordina encuentros con su entrenador para resolver sus dudas, a cualquier hora y desde cualquier lugar.
Aunque se fomenta la autonomía del estudiante también existe un espacio de colaboración, liderado por el maestro, donde los niños intercambian ideas, construyen proyectos y resuelven problemas de forma conjunta.
Otra innovación de este modelo educativo es que integra las TICs no solo para reemplazar los formatos impresos de las lecciones, sino también para explorar contenidos multimedia, interactivos, animados y lúdicos que enriquecen el proceso de aprendizaje.

La verdad me da mucha vergüenza ver esto y como vamos con la educación en España, por querer educar a sus hijos asi a la gente en nuestro país se la juzga mal, se la trata de chiflada, o bohemia, o hasta irresponsable, nos hemos aun vamos en  carreta o que????

Paulo Freire - Pedagogía



Planteamiento de Paulo Freire sobre la Pedagogía

Leer y Escribir en la Educación Waldorf parte 1



Hay que respetar los tiempos del desarrollo cerebral infantil, nunca
antes de la segunda denticion, casualmente la neurociencia nos esta
alertando de que la lectoescritura temprana daña el proceso de desarrollo de la mente infantil